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19 feb 2011

Taxi Driver


La vi por primera vez cerca de las oficinas de la campaña electoral de Palantine, calle 63 esquina Broadway, llevaba un vestido blanco, era como un ángel aparecido en medio de aquel sucio maremágnum, iba sola, la suciedad no podía alcanzarla a ella. A ella...

 

Más rápido que tú hijo de perra... ¿Qué te has creído?... Te he visto venir... Borde... Cagón... aaah... Bueno aquí estoy... Atrévete.... Empieza tú... ¡Atácame!... Ni lo intentes cabronazo... eeh... ¿Hablas conmigo?... ¿Me lo dices a mí?... Dime... ¿Es a mí?... Entonces ¿a quién le hablas si no es a mí?... Aquí no hay nadie más que yo... Con quién puñetas crees que estás hablando.... Ah ¿sí?... ¿eh?... Muy bien.  Escuchad imbéciles de mierda, aquí hay un hombre que va a cortar por lo sano, un hombre que va a hacer frente a la chusma, a la prostitución, a las drogas, a la podredumbre, a la basura. Un hombre que acabará con todo eso.


La soledad me ha perseguido durante toda mi vida, por todas partes, en los bares, en los coches, en las aceras, en las tiendas, por todas partes, no tengo escapatoria, soy un hombre solitario. Los días se suceden con monotonía, uno tras otro, ninguno de ellos se diferencia del anterior ni del siguiente, son como eslabones de una larga cadena, hasta que de repente surge el cambio.

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