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27 abr 2011

Sobre V de Vendetta:





Hace unas pocas noches, de camino a casa, entré en un pub y pedí una Guiness. No miré el reloj, paro sabía que aún no eran las 20.00 horas. Era martes y oía de fondo que una televisión emitía el último episodio de East Enders, una telenovela sobre la vida cotidiana de unos obreros alegres y desenfadados de una parte mítica y decadente de Londres.



Me senté a una mesa y abrí un ejemplar de un periódico gratuito que alguien se había dejado en el asiento de al lado. Ya lo había leído y no había muchas noticias, así que lo dejé y me senté en una barra. Aquella noche, no había mucha gente y oía a lo lejos el murmullo de la tele por encima de las conversaciones que mantenía la gente del bar y del clac-clac de los palos de billar. Después de East Enders, empezó Porridge, una reposición de una comedia de situación que trataba sobre un hombre alegre y desenfadado que estaba preso en una cárcel victoriana decadente, nada opresiva y confortable.


Casi imperceptiblemente el alcohol goteaba de las botellas que había tumbadas detras de la barra. Las gotas de whisky y de vodka se formaban y caían sin hacer duído mientras yo las miraba.


Me terminé la cerveza, levanté la vista y el camarero me miró a los ojos. "¿Una Guiness?", me preguntó mientras sacaba otra jarra. Asentí. Pronto llegó su mujer y le ayudó a servir a los clientes. A las 20.30 horas, despues de Porridge, empezó A Question of Sport, un concurso sencillo donde unos deportistas famosos y desenfadados respondían preguntas sobre otros deportistas famosos, algunos de los cuales eran tan alegres y desenfadados como ellos.


Era jocoso. "Voy a decirle al camarero que las botellas gotean", pensé. Después del concurso, empezó el informativo de las 21.00 horas. O, por lo menos, empezó durante 30 segundos antes de que apagaran la tele y la sustituyera una alegre y desenfadada música pop. Miré al camarero. "Esta vez sólo media, por favor." Mientras me llenaba la jarra, le pregunté solemnemente por qué había quitado las noticias. "A mí no me preguntes, que ha sido mi mujer", contestó alegre y desenfadadamente mientras ella estaba ajetreada en la esquina del local.


Las botellas que goteaban ya no tenían importancia.


Me terminé la cerveza y me fui. Estaba casi seguro de que la tele seguiría apgada durante el resto de la noche. Después del informativo, iban a emitir Los niños del Brasil, una película con pocos personajes alegres y desenfadados, porque trataba sobre unos nazis que creaban 94 clones de Adolf Hitler.


En V de Vendetta tampoco hay muchos personajes alegres y desenfadados. Y está hecha para gente que no quita las noticias.


David Lloyd
14 de Enero de 1990

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