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6 may 2011

Algunos hombres buenos

"Yo desayuno a 1000 metros de 15000 soldados cubanos entrenados para matarme y no voy a consentir que ninguna boquita de Harvard con su amariconado uniforme blanco venga a decirme como tengo que defender a mi país, ¿está claro?"


"
Vivimos en un mundo que tiene muros y esos muros han de estar vigilados por hombres armados, ¿quién va a hacerlo, tú? ¿Usted teniente Weinberg? 

Yo tengo una responsabilidad mayor de la que puedas calibrar jamás. Tú lloras por Santiago y maldices a los marines. Tienes ese lujo, tienes el lujo de no saber lo que yo sé, que la muerte de Santiago aunque trágica, seguramente salvó vidas y que mi existencia aunque grotesca e incomprensible para ti, salva vidas.
Tú no quieres la verdad porque en zonas de tu interior de las que no charlas con los amiguetes, me quieres en ese muro, me necesitas en ese muro.
Nosotros usamos palabras como honor, código, lealtad, las usamos como columna vertebral de una vida dedicada a defender algo, tú las usas como gag, y no tengo ni el tiempo ni las más mínimas ganas de explicarme ante un hombre que se levanta y se acuesta bajo la manta de la libertad que yo le proporciono y después cuestiona el modo en qué la proporciono. Preferiría que sólo dijeras gracias y que siguieras tu camino, de lo contrario te sugiero que cojas un arma y defiendas un puesto. De todos modos, me importa un carajo a que creas tú que tienes derecho. "

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